SOBRE NOSOTROS

Somos Alejandro Acosta y Diego Rincón, uno neurólogo y el otro oncólogo radioterápico, nos conocimos en una guardia de urgencias en el Hospital Universitario Puerta de Hierro por allá por el 2011. Era nuestro primer año de formación como especialistas y Alejandro no paraba de hablar (algo nada raro en él), mientras que Diego tuvo que combatir su propia urgencia, la de alejarse cuanto antes de la larga perorata que amenazaba con agotar su concentración en los pacientes de urgencias críticas de esa noche. Sin embargo, las dimensiones del despacho y las circunstancias de la guardia no le concedieron ninguna escapatoria, y al cabo de un rato las palabras de Alejandro empezaron a cobrar un sentido especial, al fin y al cabo los gustos y algunas de las conclusiones sobre libros y la vida en general, eran las mismas. Algo resonó dentro de ambos y tras pocos minutos más de conversación se comenzó a forjar una amistad que viene creciendo con nosotros desde entonces.
Se puede decir que somos verdaderos amigos, y que no había nada especial en nuestra amistad ni necesariamente compartíamos la misma concepción de la medicina hasta que sucedió algo inesperado: Alejandro enfermó gravemente. Tras varios meses de dolor, picor en el cuerpo, creciente debilidad, finalmente fue diagnosticado de un Linfoma de Hodgkin. Efectivamente era Cáncer, pero un tipo particularmente tratable y de buen pronóstico. En líneas generales si hacía todo lo que los médicos le recomendaban las posibilidades de superar la enfermedad y tener aún una vida larga y plena por delante eran muy altas.

Pero esto sacudió los cimientos de su vida. A la pregunta más obvia ¿Por qué yo? le siguió una respuesta difícil de asumir, ya que conllevaba por una parte reconocer lo azaroso de las circunstancias de una vida, y por otro adentrarse en las condiciones que si podían haber contribuido desde hacía mucho tiempo a que semejante enfermedad apareciera en su cuerpo. La crisis representó una oportunidad para replantearse todo desde una nueva perspectiva: movilizar las fuerzas de la biología para proteger su salud. De repente el ser mortal se sentía más intensamente que nunca, y ganar vida pasaba por colaborar con su organismo en la lucha y en la posterior defensa de su condición de potencia y bienestar. Diego vio de nuevo como un amigo caía enfermo por el cáncer. Cuando finalizaba el pregrado su mejor amiga fue diagnosticada de un sarcoma, y aunque después del tratamiento se curó y sigue cada día mejor, siempre quedó sonando en su mente la pregunta que ella le hizo unos meses después de terminar el tratamiento: “¿sabes lo que es planificar la vida a 3 años según las estadísticas que te da la medicina?” pregunta que se sumaría a otras que tenía acerca del futuro del entorno, y sobre ese camino autodestructivo en que veía a la humanidad, el mismo en el que se cambia sin titubeo la salud, el bienestar y hasta el futuro, a cambio de mantener los mismos hábitos nocivos.

Así que estuvo con Alejandro durante el tratamiento, pero había algo diferente, esta vez iba a estar del otro lado también, y dentro de la bata blanca la visión cambia y las respuestas llegarían.

Entendimos de una forma diferente el privilegio que nuestra condición de médicos nos brindaba. Gracias a ella podíamos conseguir acceso y comprender información científica inestimable sobre los enfoques naturales que pueden colaborar en la restitución y el mantenimiento de la plenitud biológica. Y además, muchos de estos enfoques ayudan a nuestro entorno, ¿Se puede pedir más?

Nuestro proyecto surge desde el deseo de compartir lo que hemos descubierto, porque se nos hizo claro que la responsabilidad real en lo que tiene que ver con la salud recae sobre cada uno de nosotros, que el conocimiento es poder y que los médicos debemos colaborar en empoderar a las personas para que cada día sean más conscientes de las decisiones que toman y como estas afectan a los procesos que determinan la salud y la enfermedad. Es nuestro entender que la salud mental basada en el conocimiento de uno mismo y el apoyo en los otros, la actividad física, la buena alimentación y un entorno saludables son los pilares de la salud. La ciencia te aporta muchos datos útiles para que seas el protagonista de tu optimización biológica, ¿Por qué quedarse solo con los avances que hemos creado para curar enfermedades? La salud debería ser la búsqueda diaria del bienestar, la felicidad, el sentirse bien en todas las esferas.

Queremos compartir nuestra propia lucha por hacer lo que realmente conviene a nuestro organismo, los recovecos de nuestra mente y como nos hace sufrir tantas veces innecesariamente, los fracasos cotidianos y las victorias que duran toda una vida. El truco no está en aspirar a ser perfectos, sino en el proceso que conlleva el estar y sentirse bien.

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HOY POR HOY

Alejandro Trabaja en el servicio integrado de neurología de los Hospitales General de Villalba, Rey Juan Carlos e Infanta Elena, y es coordinador de la Unidad de Enfermedades Neuromusculares y ELA del Hospital Infanta Elena.

Diego trabaja en el servicio de Oncología Radioterápica del Hospital de Torrejon de Ardoz.